Aunque existe el falso mito de que las mujeres estamos protegidas frente a la patología cardiovascular lo cierto es que es la frecuencia de estas enfermedades en mujeres está aumentando en los últimos años, debido a los cambios en nuestro estilo de vida (el aumento en el consumo de tabaco, la vida sedentaria…) y también a que vivimos más años y por tanto, tenemos más tiempo para desarrollar enfermedades del corazón.

Las enfermedades del corazón en las mujeres han sido menos estudiadas que en los hombres. En nuestro caso,  los infartos pueden presentarse con un dolor torácico muy fuerte pero también con malestar general, nauseas y vómitos. Si presentas estos síntomas, no dudes en pedir ayuda de forma urgente llamando al teléfono de emergencias. Las mujeres tardamos 18 minutos más de media en consultar por un infarto y ese tiempo es vital. En los infartos cada minuto cuenta.

Además, en nuestro caso las causas de infarto pueden ser distintas que en los hombres y no sólo se relacionan con el colesterol, la hipertensión y la diabetes. Existen formas distintas de enfermedad coronaria que son más típicas en mujeres como la disección coronaria y factores específicos de riesgo cardiovascular como el haber tenido hipertensión en el embarazo o haber presentado preeclampsia o eclampsia. Por este motivo conviene realizarse controles de forma periódica, fundamentalmente a partir de la menopausia.

Debemos vigilar nuestra tensión arterial e intentar mantener una vida activa, cuidando además la dieta. No se trata sólo de vivir más sino de vivir mejor y tener una muy buena calidad de vida. ¡Cuidando tu corazón cuidas también tu cerebro!

Estas son las recomendaciones para mantener un estilo de vida saludable:

  1. No fumar ni consumir cigarrillos electrónicos
  2. Mantener un peso saludable.
  3. Realizar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico intenso a la semana
  4. Reducir el tiempo sentada, moviéndote regularmente en tus actividades diarias
  5. Vigilar tu tensión arterial y colesterol de forma periódica  con tu médico
  6. Mantener una dieta saludable: baja en grasa, alta en fibra que incluya gran cantidad de vegetales y frutas. Evitar los productos ultraprocesados.

 

Nunca es tarde para comenzar a cuidarte. La prevención es el mejor tratamiento.